Al finalizar la guerra de Corea (1950-1953), Corea del Sur vivió un periodo de gobiernos dictatoriales militares.
Entre 1961 a 1967 gobernó el general Park Chung Hee quien reprimió brutalmente cualquier manifestación que estuviera en contra de su gobierno (Cabe mencionar que siempre contaron con el apoyo de Estados Unidos). Park Chung Hee fue asesinado por el Servicio de Inteligencia Coreano en el año de 1979, en un perido convulso y repleto de protestas estudiantiles y el mal estar social. Dos meses más tarde, mediante un golpe de estado, ascendió al poder Chun Doo Hwan quien declaró la ley marcial.Pese a ello, las protestas en contra de Chun Doo Hwan prosiguieron, entre exigencias y demandas y la búsqueda por la democracia y el derecho social. Para principios de mayo de 1980, las manifestaciones iban en aumento tanto en Seúl como en la zona de Gwangju que se había convertido en un verdadero semillero de oposición al régimen.
La ley marcial no se había extendido a toda la península, sin embargo, el 17 de mayo de 1980 Chun aplicó dicha ley a todo el país. Corea tenía unas fuerzas especiales llamadas las “boinas negras” quienes comenzaron a masacrar a los manifestantes de Gwangju que se habían atrincherado en varias partes de la ciudad.
La gente de Gwanju vivía entre disparos, golpes, bayoneazos y torturas. Abrieron fuego contra todos: manifestantes, médicos, trabajadores, niños, madres, etc. La población de Gwangju creó un grupo de resistencia en contra de los militares; en realidad toda la sociedad se organizó para resistir los ataques de la milicia. El 27 de mayo a las 4:00 am, cinco divisiones de paracaidistas surcoreanos irrumpieron en el centro de Gwanju, derrotando a los grupos de resistencia, matando a mucha gente y arrestando a cerca de 1,740 manifestantes.
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