Procedente de Beiging, China, la religión católica llegó al reino de Joseon (1392-1910) a finales del siglo XVIII.Fue Lee Su Hwang quien introdujo el catolicismo a la península y escribió una obra llamada “Jibong Yusol” que fue el primer texto católico en Corea.
Se denomina iglesia católica por ser universal, pero, al inicio, el catolicismo en Corea era identificado como seohak que significa: “enseñanza occidental” y no la identificaban como una religión sino como una simple creencia. El auge (por llamarlo de una manera) se dio en la provincia de Toechon myon en Gwanju.
Se denomina iglesia católica por ser universal, pero, al inicio, el catolicismo en Corea era identificado como seohak que significa: “enseñanza occidental” y no la identificaban como una religión sino como una simple creencia. El auge (por llamarlo de una manera) se dio en la provincia de Toechon myon en Gwanju.
Entre los personajes importantes encontramos a Gwon Cheol-sin (Ambrosio, Gwon Il sin (Francisco Javier (Jeong Yak Jong (Agustino) además de Jeong Yak Jeon, Jeong Yak Yong, Yi Byeok y Yo Seung Hun. Entre los libros importantes encontramos el “Himno para la adoración del Señor de los Cielos” y el “Cántico de los diez mandamientos”
Al principio, el catolicismo se vio sometido a un trato severo en Corea. Chon Jin Am (lugar budista), fue un lugar que se había convertido en un refugio de la opresión gubernamental. Chon Jin Am podría considerarse como un espacio en el que dos religiones no originarias de Corea, el budismo y el cristianismo, una antigua y otra nueva, se encontraron y entrelazaron.
Pese a la gran persecución que padecieron, los católicos lograron resistir a los ataques confucianos. Para 1941, la nación contaba con168 sacerdotes extranjeros, 139 sacerdotes coreanos y 180 mil creyentes.El primer cardenal de Corea fue Esteban Kim Su-hwan.
En 1984, el papa Juan Pablo II se refirió a la historia del catolicismo en Corea como “el fruto del estudio, la contemplación y la meditación espontáneos.” Evidentemente el catolicismo en todas partes ha tenido mártires y Corea también los tiene.
Una de las frases más relevantes de uno los primeros coreanos católicos que fue ejecuado por profesar la religión católica fue, Jeong Yak-jong, quien dijo: “Prefiero morir mirando al cielo que al suelo”. Una religión que llegó tarde a la península pero que se estableció en la península para quedarse.
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