En una sociedad confuciana, en la que la doctrina y la ética confuciana sirven como guía, el Derecho es pasible de ser un aparato para reforzar las normas confucianas de autoridad predeterminadas. Dado que es todo justificación, no hay fuerza de represión. Es por esta razón que las leyes bajo una filosofía confuciana son más a menudo un conjunto de "No hagas..." más que de "haz...", es decir, un código para desalentar desviaciones y prevenir la infracción de reglas aceptadas y de la costumbre.
Desde un punto de vista diferente, el Derecho Confuciano es una ley escrita para apoyar a la ley no escrita encarnada en uno de los conceptos cardinales de la Etica China Li. Por lo tanto, como un instrumento para preservar el orden social bajo la Etica Confuciana asumen naturalmente la forma de Derecho Penal y Derecho Público, diseñado para regular la conducta personal tal como la prescriben las regulaciones gubernamentales. El Derecho bajo estas circunstancias, se dirigía a los oficiales de gobierno involucrados en los asuntos de gobierno y no a personas con capacidad de hacer valer sus derechos frente al Estado- el agente de fuerza superior-.
Siendo una sociedad basada en la jerarquía, la ley era inherentemente discriminatoria. Los derechos eran secundarios con respecto a las obligaciones, las responsabilidades o los privilegios. El status de un individuo no se expresaba en términos de derechos y deberes concomitantes. Más bien, éste garantizaba prerrogativas a la clase dominante e imponía obligaciones y responsabilidades correlativas al pueblo, independientes de todo derecho. Una insignificante noción de Derecho Privado era operada periféricamente, fuera de consideración para el mantenimiento de la paz y el orden social. El bajo status asignado a artesanos y comerciantes, que demoró el crecimiento del comercio y la industria, no favoreció el desarrollo del Derecho Privado.
El Derecho en la sociedad confuciana era un conjunto de normas seculares con propósitos puramente políticos, sin contener connotaciones espirituales o divinas tal como encontramos en el Derecho de Occidente. Bajo dicha filosofía jurídica, nociones como Justicia y Bien Público eran inconcebibles fuera de la autoridad estatal. El Estado era la única autoridad moral capaz de dispensar justicia, y no tenía obligación de justificar ninguna acción de Estado en el nombre de la Justicia. De acuerdo con esto, no había necesidad de invocar a la ley para prestar legitimidad a la monarquía ya que su sola presencia era, ipso facto, su legitimidad. El Derecho existía para cumplir los propósitos del gobierno. La idea de un Derecho Divino de los reyes o de que ellos no podían equivocarse hubiera causado escozor entre los gobernantes Yi. Las leyes eran frecuentemente promulgadas para proveer de discrecionalidad al que las hacía cumplir a expensas de la justicia, una práctica que con el tiempo debilitó el prestigio de la ley a los ojos del pueblo. La benevolencia, requerida de los gobernantes como guardianes y protectores del pueblo, era el único freno a la poco menos que ilimitada autoridad gozada por el Estado.
La burocracia central no sólo disfrutaba de una vasta autoridad ejecutiva sino también del poder para legislar y administrar justicia. Las funciones judiciales eran desempeñadas por el Ministro Penal en la capital y eran delegadas a magistrados distritales en las provincias como parte de la administración. En realidad, los asuntos "judiciales" eran transferidos a los secretarios de justicia y sus asistentes, quienes tenían libertad para abusar de su autoridad, generando extendidos motivos de queja, hasta llegar a un gran menoscabo de la autoridad de la ley.
Como una cuestión de principios, se daba por sentado que la clase gobernante actuaba de acuerdo a la doctrina y a la ética confuciana. En relación a esto, se consideraba que ella se conduciría correctamente sin que alguna ley se le aplicara; y si un acto de la clase gobernante debía ser objetado por la ley, esto se juzgaba humillante.
Dado que la clase gobernante estaba protegida en un alto grado del abuso de los secretarios de justicia, su libertad con respecto a la ley se hacía cada vez mayor, mientras que los plebeyos eran víctimas de los secretarios de justicia. La clase gobernante no se molestaba en "ensuciar" sus manos ocupándose de las funciones judiciales.
El resultado era que la ejecución arbitraria de la ley y el despotismo de los oficiales desanimaban a los plebeyos para litigar. Y la misma clase gobernante era renuente a entablar juicios, porque hacer esto requeriría someterse a una decisión tomada por funcionarios inferiores cuya función era la de servir a la clase gobernante.
Los secretarios de justicia, encargados de la ejecución de la ley, eran efectivamente sirvientes de la clase gobernante, asumiendo el derecho de juzgar a otros. Las funciones judiciales, en sus manos, sufrían en dos aspectos: la ley estaba subordinada y no era suplementaria a la Etica Confuciana, y los letrados, es decir, los secretarios de justicia, estaban demasiado abajo en la escala social y no tenían camino para el avance. El resultado era que la ley en la sociedad Yi no funcionaba para el beneficio de la sociedad. Y dado que la abogacía no era una respetable profesión de tiempo completo, no evolucionó como una rama del saber sólida.
La clase gobernante tenía conciencia de la necesidad de proteger al pueblo del ejercicio arbitrario de la ley a nivel local, pero la ley generalmente no se correspondía con su aplicación. Además, con el paso del tiempo, el desorden en los más altos niveles de la burocracia central, afectó negativamente la corrección y eficiencia del trabajo a nivel magisterial.
Cuando la Doctrina Confuciana adquirió una validez global en Corea, la función del Derecho asumió inevitablemente un rol significativo. Esto fue así ya que sin los basamentos de la ley, una estricta observancia de la Etica Confuciana no era factible. Convertir el tradicional sistema de valores en uno confuciano requería de la coerción legal y el adoctrinamiento. Que el nuevo gobierno diera tanta importancia al Derecho puede verse en el hecho que, comenzando con la fundación de la dinastía, la codificación de las leyes siguiendo el modelo chino fue llevada adelante como un significativo proyecto de gobierno. Además, la burocracia central estaba sustentada por la fuerza de la ley. Otras condiciones favorecieron la imposición del Derecho. Por ejemplo, no había centros de autoridad local independientes tales como los clanes o la nobleza. Las fáciles comunicaciones gracias al pequeño tamaño del país y la homogeneidad lingüística y cultural también facilitaron la imposición de la ley.
Comentarios
Publicar un comentario